He de reconocer que las especias me encantan y con el viaje
que he hecho la semana pasada a Estambul mis sentidos han vuelto casa ricos en
sensaciones más que satisfactorias.
Entrar en el Gran Bazar y descubrir delicadas sedas, gemas
de todos los colores, especias y bocados de todos los sabores y perfumes de
todos los olores ha sido increíble. Pero si ya entro en materia, lo más
alucinante fue entrar en el Bazar de las Especias. Es un encantador lugar en el
que, al cruzar la puerta ya supone un deleite para los sentidos.
Dulces de todo tipo, caviar, especias…. Un montón de puestos
con una cantidad de colores alucinantes y que no pude resistirme a hacerme con
una gran selección de ellos.
En primer lugar, y puesto que las vi en algún puesto días
antes, me decidí por las rosas que, además del olor y el delicado sabor, me dijeron que eran excelentes como un elixir
de la eterna juventud (este dato lo tendré que experimentar por un tiempo y
contaros los resultados…… jejejeje).
Las siete especias fueron mi segunda elección. Esta mezcla
formada por canela, clavo, cardamomo, pimienta negra, anís estrellado, pimienta
de Jamaica y nuez moscada es ideal para aromatizar postres, bebidas o en mi
caso para mezclarlas con un buen té negro y disfrutarlo con Nuria, la más
tetera de mis hermanas.
Al ácido y sutil hibisco y al azafrán también les hice un
hueco en mi maleta y a una mezcla para el pollo y las patatas que había probado
el día de antes y que también me encanto.
Pero la que más me sedujo fue el sumac; tiene un color
rojizo y con un sabor ácido, como el del limón y se emplea, sobretodo, en
ensaladas aunque también me dijeron que en algunos países como Siria o Irán lo
utilizan en brochetas de carne y en pescados
Tés de diferentes sabores, caviar, baklavas y lokum fueron
los otros deliciosos productos que nos
invitaron a probar y que no dudé en traerme a casa.
Al terminar las compras y de regreso al hotel pare en otro
puesto en el que compre un licor típico y que suelen tomar durante las comidas;
el Raki. Una bebida anisada parecida al Pastis francés o a nuestro Anís y que
lo sirven en vasitos de tubo cortos y acompañados de agua para poder rebajarlo.
Un viaje único y una experiencia de lo más exótica y que se
la recomiendo a todo el mundo.
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